Resolución política FELCO 2010

Los participantes del Festival Latinoamericano de la Clase Obrera (FELCO), realizado en Argentina durante el mes de mayo del año 2010, reunidos en asamblea discutieron y votaron por unanimidad la siguiente declaración política.
Declaración Política FELCO Bicentenario Argentina 2010

Desde la convocatoria a este Festival señalábamos que el marco en el cual se desarrolla la actividad actual de los artistas es el derrumbe capitalista, que quiere consigo arrastrar a la humanidad a la miseria, a la barbarie. Que los estados estaban empecinados en emplear sus recursos en salvar a los bancos a costa de los trabajadores. Ahora, hemos ingresado en otra fase, signada por la quiebra de los estados que concurrieron al salvataje de los bancos. Los acreedores de esas quiebras quieren que la crisis la paguen los que trabajadores con salvajes ajustes.

Pero para seguir salvando al capital contra la humanidad, tendrán que enfrentar la rebelión de la clase obrera que se anota cinco huelgas generales en Grecia al grito de “que se vayan todos”, que va a la huelga en Francia, en Rumania, que se prepara en España y Gran Bretaña y que se movilizó por millones de inmigrantes en Estados Unidos el 1ro de Mayo.

El Festival Latinoamericano de la Clase Obrera nació en 2004 como expresión de un conjunto de representaciones artísticas de las rebeliones populares que recorrieron América Latina, desde el Argentinazo de 2001, las insurrecciones de masas en Bolivia, la formación de la comuna de Oaxaca y el levantamiento contra el fraude en México, las rebeliones en Ecuador y en Perú; la intervención histórica del pueblo venezolano contra el golpe pro imperialista de abril de 2002 y contra el lock-out (paro empresario) en febrero de 2003.

Dichas rebeliones se inscribieron en los masivos rechazos populares a la aplicación de ajustes contra los trabajadores recomendados por el FMI y llevados a cabo por gobiernos de corte “neoliberal”. El resultado parcial del proceso de rebelión popular que dio origen a la iniciativa de crear este Festival, fue canalizado por procesos políticos que han pretendido conciliar una reivindicación de la autonomía nacional con el respecto a la propiedad privada de los monopolios capitalistas.

Cuando los regímenes nacionalistas como Venezuela, Ecuador o Bolivia lograron estabilizarse, lo consiguieron sobre la base del beneficio capitalista que brindaban los precios internacionales de las materias primas. Ello les permitió amortizar los choques con las derechas, pero, principalmente, actuar como freno de la independencia de la clase obrera y los campesinos.

La crisis mundial que está produciendo el derrumbe de Europa y su moneda, arrastra consigo el precio de las materias primas y condiciona aún más a estos regímenes políticos. Los discursos de autonomía nacional o “socialismo del siglo XXI” se encuentran hoy sometidos a las condiciones impuestas por el capital financiero y su bancarrota.

La “unidad sudamericana” que todos ellos reivindican se encuentra sujeta a los marcos del UNASUR, un reagrupamiento que sirve a los intereses de la industria armamentista, particularmente radicada en Brasil, y que está unida por múltiples vínculos al capital extranjero. Este reagrupamiento, y el nacionalismo continental de carácter capitalista, ha fracasado también en impedir las “restauraciones conservadoras” o “el retorno de la derecha”, tal como lo prueba la incapacidad demostrada por el bloque en reinstalar a Zelaya en Honduras; así como la convivencia pacífica que los negocios le permiten tener con los Piñera o los Uribe, también miembros del bloque. La naturaleza de la UNASUR quedó expuesta cuando todos los presidentes de este bloque aceptaron la instalación de bases norteamericanas en Colombia. Estas bases se suman a las ya existentes, reconocidas o encubiertas por los gobiernos latinoamericanos.

Todos estos gobiernos latinoamericanos se muestran cómplices con los negocios capitalistas que destruyen el medio ambiente: con las represas hidroeléctricas, con los proyectos de minería a cielo abierto y con los agro negocios que desmontan selvas y desplazan a comunidades enteras de campesinos y pueblos originarios para remplazarlos por monocultivos.

Los impactos de esta crisis han comenzado a producir quiebres en la relación de estos regímenes con las masas tal como lo prueban en Bolivia las huelgas de fabriles y maestros, los enfrentamientos que dejaron dos luchadores campesinos muertos por la represión del gobierno de Evo Morales o la ruptura de la CONAIE con el gobierno de Correa en Ecuador.

Los trabajadores en América Latina se preparan también para enfrentar la crisis, los chilenos ya habían dado muestras de una recomposición de su fuerza en la huelga de Codelco, que ratificaron cuando enfrentaron las consecuencias del terremoto y la represión del ejército de Bachelet. La clase obrera de México se destacó en la gran huelga de los trabajadores de la electricidad. Los campesinos paraguayos enfrentando el avance de los sojeros. Los trabajadores de la alimentación que con su huelga impusieron un 35% de aumento salarial, colocaron un nuevo piso para que la clase obrera argentina continúe –como en la experiencia de trabajadores del subte- con el proceso de superación de las burocracias sindicales para lograr imponer sus reclamos elementales. Varios de estos procesos han sido ilustrados por documentales participantes del FELCO.

La crisis capitalista, con las crisis y nuevas rebeliones populares que preanuncia, plantea la gran tarea de emancipar a la clase obrera del nacionalismo o el progresismo burgués, que no han demostrado tener otra receta que revivir al agónico capitalismo y su régimen de explotación contra las necesidades de las masas.

La integración latinoamericana no será obra de los explotadores sino de la unión de todos los sectores explotados de nuestro continente para terminar con toda forma de explotación y sentar las bases de la unidad socialista de América Latina.
El Felco y el Bicentenario

La convocatoria de artistas en torno a este Festival realizado en el mes del bicentenario argentino superó con creces la de otras ediciones. Más de mil artistas entre cineastas, teatristas, músicos, bailarines, plásticos, escritores, historietistas se dieron cita en las distintas actividades levantadas a lo largo del país, en Ciudad de Buenos Aires, en la provincia y en el GBA, en Córdoba, en Tucumán, en Santa Cruz, Río Negro, Neuquén, Chaco, Misiones y Santiago del Estero.

Esta afluencia de artistas hacia nuestra convocatoria refleja una adhesión política a un planteo que partió de colocar la crítica al capitalismo, al nacionalismo que imprime el nombre de bicentenario a un fondo para pagar la deuda externa y a la necesidad de levantar una voz de la clase obrera, pero también a la necesidad de estos miles de artistas de hallar un canal para la libre expresión de su producción lejos de los condicionamientos que impone el mercado (como pagar para tocar o exponer o publicar), así como los que el Estado busca obtener sobre los contenidos, a cambio del pago de sus servicios.

Hay que rechazar la cooptación del Estado. Las expresiones artísticas que con algún contenido político participaron del Bicentenario oficial pasaron rigurosamente por el control de Olivos.

El gobierno nacional ha colocado un enorme presupuesto para ofrecer por única vez un masivo acceso a los artistas populares por parte de los trabajadores cuyos salarios les impiden realizar habitualmente el disfrute de un espectáculo.

Sin embargo, los “nacionales”, no abrirán mañana un debate ni entre los artistas participantes, ni entre la masiva asistencia sobre la perspectiva nacional o continental de cara a la crisis mundial. Su preocupación se volverá sobre el canje de deuda, el riguroso compromiso con el pago de la misma y el sometimiento nacional al destino de los acreedores del imperialismo cuya intención será descargar la crisis sobre los trabajadores.

Finalizada la fiesta también gran parte de los miles de artistas participantes de la celebración oficial volverán a las condiciones que llevaron a otros tantos a sumarse al Felco. Desde aquí, llamamos a los cineastas y artistas del continente a fundir la lucha de todos los movimientos del arte y la cultura por su autonomía e independencia con el de la clase obrera que en todo el mundo hace frente a la crisis, para organizar la sociedad sobre nuevas bases que permitan el libre desarrollo de la expresión artística.

Buenos Aires, 29 de mayo de 2010.

http://felcoargentina.com.ar

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